bebieron del Amor, fuente sin fondo,sabiduría.
Luego en las tristes aulas del Estudio, frías y oscuras, en sus duros bancos, aquietaron sus pechos encendidosen sed de vida.
Como en los troncos vivos de los árboles de las aulas así en los muertos troncosgrabó el Amor por manos juveniles
su eterna empresa.
Sentencias no hallaréis del Triboniano, del Peripato no veréis doctrina, ni aforismos de Hipócrates sutiles, jugo de libros.
Allí Teresa, Soledad,Mercedes,
Carmen, Olalla, Concha,Bianca o Pura, nombres que fueron miel para los labios,brasa en el pecho.
Así bajo los ojos la divisa del amor, redentora del estudio,
y cuando el maestro calla,aquellos bancos dicen amores...
Miguel de Unamuno
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